Fiesta de Nuestra Señora del Carmen

Según tradición carmelita, el día de Pentecostés, ciertos piadosos varones, que habían seguido la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron la fe cristiana; siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la nube, que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios.

El 16 de julio de 1251, la Virgen María se apareció a San Simón Stock, y le entregó el hábito que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese hábito y le otorgó varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden, sino también para todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Llevando éstos el escapulario, que es la reducción del que llevan los Carmelitas, participan de todos los méritos y oraciones de la Orden y pueden esperar de la Santísima Virgen verse pronto libres del Purgatorio, si hubieran sido fieles en observar las condiciones impuestas para su uso.

Luego de que el Cardenal Bellarmine examinara las tradiciones carmelitas en 1609 fue declarada la fiesta patronal de la orden, y se celebra actualmente en el calendario carmelita como una doble mayor de primera clase con una vigila y una octava privilegiada bajo el título de “Commemoratiosolemnis B.V.M. de Monte Carmelo”. Algunos monasterios carmelitas mantienen la fiesta el domingo después del 16 de julio o algún otro domingo de julio, privilegio concedido por Clemente X en 1672.

En el siglo XVII la fiesta fue adoptada por muchas diócesis al sur de Italia, a pesar de estar prohibida en iglesias que no fuesen carmelitas desde 1628 por un decreto contra abusos. Sin embargo, el 21 de noviembre de 1674 Clemente X permitió su celebración a España y sus colonias, en 1675 a Austria, en 1679 a Portugal y sus colonias, y en 1725 a los Estados Papales de la Iglesia, el 24 de setiembre de 1726 fue extendida a toda la Iglesia Latina por Benedicto XIII.

Las lecturas contienen la leyenda del escapulario, la promesa del privilegio sabatino fue insertada en las lecturas por Pablo V cerca de 1614. Los griegos de Italia del sur y los caldeos católicos han adoptado esta fiesta de la “Vestimenta de la Santísima Virgen María”. El propósito de la fiesta es la especial predilección de María por aquellos usan su escapulario llamándose sus siervos.